Cáspita!

¡Cáspita!

ME DICES AY LUIS

Me dices que a mí no me interesa ni la lógica ni las matemáticas, que sólo me gustan las paradojas, como si cometiese un error. Pues sí, soy eso, un paradoxógrafo, un coleccionista de mirabilias, de excepciones, de anomalías y de pequeños monstruos también. No veo que pueda haber mejor que estar atento a lo excepcional, a las rarezas y maravillas. Todas mis colecciones lo son de cosas extraordinarias, de lo insólito, de lo que se constituye como canon de sí mismo. Por eso me atraen los Griegos, porque todo el sistema en Grecia –la religión, el arte, las instituciones...– estaba encaminado a alentar la diferencia y a perpetuar la excepción. (Al contrario de la democracia moderna que sólo estimula y premia la mediocridad).
Aún no he escrito mi pequeño tratado: "Excepción, Anomalía y Monstruosidad. Una teoría moral", donde quería ensayar una moral basada en la excepción –como Jarry creó una ciencia de las excepciones; sí, de las excepciones, aún cuando se oiga decir que no hay ciencia sino de lo general–. Ahí querría señalar, entre otras cosas, que no es viable un juicio de abajo a arriba, a los mediocres les es imposible juzgar las excepciones. Su misma condición los incapacita para emitir juicios válidos, no están a la altura de percibir todos los matices ni de manejar sutilezas. Así me cargaría, de un plumazo, toda la opinión guay, reubicándola como una doxa de mequetrefes, entremetida petulante e inútil.
Al mismo tiempo intento demostrar que no existen sino excepciones, que en último caso, se multiplican. Que lo común no es más que una excepción mal observada. Y que la norma es un cúmulo de excepciones aparentemente con algo en común. En definitiva: darle la vuelta al conjunto y percibir, progresivamente, al monstruo como una anomalía, la anomalía como una excepción, y la excepción como norma.
(Sencillísima secuencia patafísica).
Y finalmente plantear esta Moral de las Excepciones en términos de evolución, como herramienta de cambio, para que, como proponía mi amigo Molinos, cualquier Monchito digievolucione en: José Ramón, Digiramón para los amigos.
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(Sinceramente, no entiendo nada de lo que he escrito)

VOLVO

Te he olvidado con bastante diligencia. Pero esta semana he tenido que recordarte por algo por lo que, sí bien no me arrepiento, tengo que pedirte disculpas. En soportando un exceso de líquido mi cuerpo, me urgió la necesidad de librarme de él y no encontré a la vista nada mejor que tu coche. Y allí lo hice. Lo meé con plenitud, con un deleite complacido, con una energía, de verdad, digna de una causa más estimulante. No debería haberlo regado, casi a todo su largo, con más atención en alguna rueda que en otra (y en una en especial, todo hay que decirlo), no debería haberlo hecho pero en algún momento pareció incluso receptivo, el coche. Por otro lado me temo que en lugar de mancharlo, muy al contrario, lo lavé. Pero esto, aunque le sentase bien al coche, no me excusa. También debo decirte que no me llevó a este acto ninguna iniquidad. Sino, mas bien, si se piensa con detenimiento, una repentina generosidad y una estúpida resolución. ¿He dicho generosidad? Quería decir desprendimiento. Quiso el azar que este sucedido te volviera a mi memoria justo una semana antes de tu cumpleaños, de esta manera no me pasó inadvertido. Y la fortuna quiso que mi mente, siempre analógica, siempre reinterpretando, diese un giro oportuno y lo que me sirvió de aviso, el hecho conspicuo de mi meada, me sirva ahora de regalo. Así te ofrezco, por tu vigesimosexto aniversario, ese óbolo humeante, esta tibia libación. No te enfades, no te cierres a mis disculpas y por favor no te vuelvas impermeable a mi regalo. Ahora bien, no resulta interesante, si alguien te preguntase (afortunadamente ya nadie te hará esta pregunta) "¿Qué te regaló luis?” que le contestes: “Una meada en mi coche”. Te pido, por lo tanto, que aun a una pregunta general sobre tus regalos de cumpleaños no menciones el mío, no quedaría normal. ¡Qué pensarían de mí!. ¡Quién querría volver a ir en tu coche!. Por lo que ves, ninguno de los dos saldría beneficiado. Mantén en secreto este regalito.

DOMINGO 12

artificios
despojarse de artificios
dominar artificios
el miedo al hueco
una relación enfática con las palabras

OYE NENA

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EL DUELO

El duelo –que era un método de medir la valentía y de acumular respeto entre las personas– fue llevado a su fin por los duelistas especializados que lo convirtieron en un método de medir la pericia, cambiando el respeto por el miedo. A partir de ahí, de su prohibición por todos sus excesos, empezó el declive de este occidente desprovisto de honor.
Yo querría ser un duelista. Un duelista por tus ojos infranqueables. Y batirme con todos los que osen tan solo pensar en ti. Y a la señal de sangre juntarnos para darnos un besito, antes de acabar yo, de nuevo, con todos los malos.

KOAN

¿Cómo suena un árbol al caer ...si no hay nadie que lo escuche?:

–¡Vaya! Justo ahora que no me mira nadieee...

Burger King of the Jews

Iesus Nazarenus Rex Burger Iudeorum


¿Cuando Cristo dijo: Dad de comer al hambriento y de beber al sediento, no mencionó para nada el servicio a domicilio? ¿No es cierto? Porque si no fue así, me apunto al cristianismo. Me imagino que tampoco hablaba de Coca-Cola. Se debía de referir a pan y agua, supongo. El cristianismo, por lo que se ve, es una expendeduría de mínimos, una religión de subsistencia, para malos tiempos. Mil veces peor que un cadena-cien de Marruecos. ¿No se paró a pensar que si dijese: Dad de comer pizza al hambriento y de beber Mirinda al sediento, le hubiese sacado más rédito?. Para no ser cumplida cualquier promesa es pequeña. Si hubiese sido más generoso, en lugar de acabar en el Calvario, hubiese terminado en un Burger King. Baudelaire decía que ...cuando Jesucristo dijo: “Felices los hambrientos, porque ellos serán saciados”, Jesucristo hacia un cálculo de probabilidades. A mí me parece que más bien hizo un cálculo de improbabilidades.


Mi Bici

Mi Bici
Bicicleta anarco-fascista, estupendo aparato para pensar.
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