Cáspita!

¡Cáspita!

Kiismo en Monte Alto, ser y sustancia.

Una vez estaba en la playa de Las Amorosas, delante de mi casa, tomando el Sol con Elba. La playa estaba casi vacía y cerca de nosotros sólo, tumbado en su toalla, un kie* de MonteAlto. Entonces aparece en la lejanía de la cuesta que baja a la playa, un tipo que también venía a tomar el Sol. Cuando el kie que teníamos cerca lo ve, le pregunta a gritos: “¿Y la ja* y el chuquel?*” El otro le responde: “Los dejé en el quel*

No sé que me admiraba más: la equiparación del perro con la novia en un mismo grupo, partícipes los dos del mismo estatus en las categorías del ser, o que fuesen susceptibles -si la ocasión lo requería- de ser dejados en casa, sin más. Y entre el estupor que me producía la suma facilidad con la que el ki había unido a los dos, perro y novia, en una misma sustancia ontológica, yo envidiaba sin embargo en esos momentos no tener un perro para poder dejarlo con Elba también en casa, para que no acabase dándose la posibilidad de que fuese Elba la que finalmente me dejase a mí.

Este estimable sucedido me sirvió para rimar estos pareados, que luego aumenté para escribir mi magna obra Grande Himno de Monte Alto: Los de Monte Alto nos llamamos montealtivos.

Tomando el Sol en Las Amorosas
aparece un kie de entre las rocas

le dice a otro que estaba a mi lado
algo gritando y nada alterado:

Oye neno ¿la ja y el chuquel?”
contesta el otro: “Los dejé en el quel

con algo de envidia y algo turbado
quedo pensando en lo que ha pasado:

con que concisión y facilidad
reúne la aparente dualidad

y hace, con precisión armoniosa,
de perro y novia la misma cosa

que si lo imponen las circunstancias,
ya que entre novia y can no hay distancias,

mientras él está al Sol torrado
el dúo queda en casa aparcado.


***



*Ki o kie: Espécimen autóctono de MonteAlto de aires chulescos y bravuconadas, dignas en el fondo de movernos a la ternura.
*Ja: Novia.
*Chuquel: Perro.
*Quel: Casa.
.

ELBISIMA

Hoy mirando el poster que tengo de Elba colgado en mi casa como un emblema de no sé qué, que fue, me acerqué mucho a resolver el misterio de su mirada.

***

Crítica a El gallego como metalenguaje

GESÚS escribió sobre El gallego como metalenguaje:
Este texto es, en mi opinión, un pseudoensayo que sin saber muy bien porqué resulta un iracundo ataque a Galica como pueblo y a los gallegos como personas. Bajo el pretexto de definir al lenguaje gallego como un metalenguaje del todo artificial lo que pretende el autor es definir a los gallegos desde su propio punto de vista y por tanto desde un punto de vista del todo subjetivo. En ningún momento a lo largo del texto, encontramos referencia alguna a la lengua gallega, para al menos, fortalecer o explicar los argumentos propuestos. En un lamentable ejercicio de pomposidad literaria los párrafos del texto se caen por sí mismos tumbando por una verborrea que nos dá la altura intelectual y moral del autor. El propio título nos lleva a engaño, pues, "El gallego como metalenguaje" nos puede hacer creer que en el desarrollo del mismo encontraremos razones para pensar que nos van a disertar acerca de como la lengua gallega existe sólo para hablar de sí misma; razones que no encontraremos en nigún momento a lo largo del texto escrito.
Lo que sí encontramos es, como he dicho antes, un ataque a Galicia y al gallego en su forma de ser; ataque perpetrado desde los nada sólidos tópicos que los ignorantes utilizan para definir cualquier cosa, persona, pueblo o creencia. Ataques, insisto, perpetrados desde el más absoluto desconocimiento de Galicia y de sus habitantes. De hecho, cualquier persona que pretenda desarrollar un ensayo meridianamente serio sobre cualquier tema, jamás podrá hacerlo desde el tópico.
En ningún momento encontramos reseña alguna fuera de la opinión del propio autor y por ende de los tópicos empleados. Autor que no sólo hace un ejercicio de snobismo literario al utilizar de forma constante palabras cultas, en la pretensión de darle altura literaria al texto, sino que, encima, las emplea mal, llenando de confusión cada una de las frase propuestas y llevando hasta el paroxismo la supuesta intelectualidad de sus opiniones con, por ejemplo, anotaciones a píe de página con explicaciones basadas en los tópicos sobre los gallegos y nunca sobre el lenguaje, para dar como digo, aspecto pseudo científico a sus asertos.
Pretende hacernos creer qué, la ironía y el sarcasmo son patrimonio exclusivo de los gallegos, describiendo a este y no al lenguaje (de ahí la confusión del texto) como un ser desconfiado, canalla y perverso. Es por tanto, a mi entender, un ejercicio de autocomplaciencia basado en el odio a lo gallego. Es tan desmesurada la pretensión intelectual del autor que le lleva a inventar palabras (pertreñar, a lo mejor quería decir pergeñar), a confundir conceptos en la construcción de las frases ( en vez de escribir "utiliza las palabras con un significante supuesto que nada tiene que ver con la realidad, con su verdadero significado", lo hace al revés significado-significante). En fín podría seguir disertando sobre este texto pero cae por sí mismo. En lugar de basarme en tópicos voy a terminar con unas palabras dichas por un gallego en juicio sumarísimo antes de morir:

A miña Patria natural é a Galiza
Ámoa fervorosamente,
Endexamáis a traizioaría,
aínda que se me concedesen séculos para vivir.
Adóroa até mási alá da miña morte (…)
Fixen canto puiden pola Galiza e máis faría se puidese. Se non podo até gostaríame morrer pola miña Patria.







LUIS:
Gesús, cuando te dije que leyeses “El gallego como metalenguaje” lo hice porque pienso que en ti se unen dos cualidades que te hacen idóneo para hacerle una crítica: tu defensa del gallego, por una parte, y una fina inteligencia. Veo que una cosa predomina sobre la otra. Tu inteligencia ha resultado tan fina que apenas la distingo entre tanta pasión de galeguiño.
Cuando te enseñé el artículo sólo con leer el título me dijiste que no aportaba ninguna prueba y que no tenía razón, entonces me dije: no sólo es inteligente, sino que posee poderes precognitivos, que le permiten saber lo que pone un texto que aún no ha leído. En definitiva tu crítica es la prolongación de una idea de antemano, con la que partías antes de leer lo que yo había escrito. Decidiste lo que debías pensar, y el hecho de leerlo no te haría cambiar de opinión. Estas son las ideas que a mí me gustan, esas tan férreas que prescinden de ser verificadas. Pero no sólo todo esto me admiró, sino que cuando te leí un fragmento en el que yo aseguraba que la desconfianza había arraigado en el gallego, me dijiste: “El gallego no es desconfiado, pero es normal esta reacción, por toda la represión a la que ha sido sometido a lo largo de su historia”. Me pregunto cómo es posible, en la misma frase, negar un hecho y a la vez justificarlo. Es de una peripecia intelectual la mar de valiente. En el sentido de que corre un riesgo excesivo, porque está claro que no tiene ningún sentido en el campo de la lógica, ni en ningún otro, y aún así la sostenías con más contumacia que fortuna. Ahora, sostener lo insostenible, lo haces bien: en ningún momento he dicho que el gallego sea canalla y perverso, aunque lo piense. Pero olvidaba que sabes leer la mente.
A pesar de todo no esperaba menos de tu crítica, esperaba más.

Respecto al estilo ampuloso que dices que practico, es el mismo que utilizo en “Por que no puedo ir con Teresa a la piscina tocado con un gorro de baño en la cabeza” y en “Jesus Impermeabilis”, que son textos de ideas simples y sintacticamente revirados y, como digo en uno de ellos: “todo esto que te cuento no es más que retórica que se consume en sí misma; perifollo que se intenta adornar con arrogante literatura...” por lo que no me descubres nada nuevo, al contrario, no te has dado cuenta que es un método, un estilo programado, un recurso, un chiste de esos de catalanes, andaluces o vascos... No eres el primero que entra al trapo con esa clase de críticas. Lee "GALAECIA" y veras que dice lo mismo que tú. La crítica más acertada fue la que me hizo Julia cuando me dijo: “Es reiterativo, pero al final se descubre el sentido del humor que fluye por debajo”. Acertó, porque no es ningún tipo de ensayo ni de pseudoensayo, sólo es un chiste (por cierto utilizas pseudo como sinónimo de “medio” cuando quiere decir “falso”, es un error que cometen todos los españoles). También puedes leer, antes de llamarme snob, “Soy un snob coruñes” y veras que ni en esto dices nada que no sepa. Allí intentaba una catarsis mediante un baño purificador para que, en un mismo zambullido, empapando mi vanidad española, se disolviese mi snobismo coruñés. Fracasé en el intento, se puede decir que cada vez lo soy más. Más snob y más coruñes, menudo pleonasmo.

Y como dices que no estoy a la altura intelectual ni moral tengo que decirte que es cierto, “yo soy un aprendiz de moralista atrapado en el cuerpo de un coruñés. Lo cual no es poco. Y lo único que hago es armar un entramado estetizante con los fragmentos torpes que se desprenden cuando gira el colosal desastre en el que me he convertido. Lo cual no es menos”. Y con todo esto, como sabes, no se puede ir muy lejos.
En lo que te equivocas es cuando afirmas que utilizo palabras cultas. No existen palabras cultas, únicamente existen palabras que conocemos o palabras que desconocemos. “Palabras cultas” es una expresión que utilizan cierto tipo de ignorantes (en el buen sentido de la palabra) que quieren ocultar que lo son culpando de su desconocimiento al que utiliza palabras que no chanan. Como mi ignorancia es tan descarada como curiosa, cuando leo una palabra que no conozco pregunto y me alegro de que alguien me la haya descubierto. Pertreñar es cometer o ejecutar un delito o culpa grave con cierta habilidad y autocomplacencia.

Pero lo peor de todo lo que me dices es cuando argumentas que debería escribir: "utilizo las palabras con un significante supuesto que nada tiene que ver con la realidad, con su verdadero significado”, porque yo lo hago al revés, poniendo significante en el lugar de significado y viceversa. Y es lo peor porque demuestras no haber entendido nada de lo que intentaba explicar, me hace ver que te quedas en la superficie.
Cuando digo que el gallego utiliza las palabras con un significado supuesto que nada tiene que ver con la realidad, con su verdadero significante, y que de repente cualquier palabra adquiere cualquier significado, quiero decir exactamente eso, porque al hacerlo desprecia la importancia de los necesarios significados y de las necesarias palabras que los albergan, y así conspira. Es decir, el significante se vuelve polisémico arbitrariamente, el continente no es poseido por ningún significado concreto sino por la incertidumbre que él insinúa, utilizándo la imprecisión para dominar por medio del desconcierto. He aquí lo nuclear de mi propuesta, el lenguaje no como medio de comunicación con la realidad sino como método para deformarla. Como mecanismo de dominación, con más intenciones que pericia, por suerte. Un lenguaje a-significante que gira sobre si mismo. Mintiendes meu?

Para terminar yo también te mostraré un poema que escribí hace tiempo, que es radicalmente opuesto al que citabas tú, pero no menos apasionado. Quizás sí que es cierto que los gallegos que aman Galicia deberían morir por ella, y librarla así de la plaga que constituyen. Los mártires no son más que dictadores frustrados por las circunstancias. Ese regusto por tener razón a base de ser reprimido, encarcelado y fusilado; esa afinidad con el patíbulo como aval de una correcta forma de pensar, de creerse con más razón cuantos más porrazos se reciban; no es más que la muestra de un cristianismo que se ha vuelto civil. La retórica del mártir siempre es una retórica de revancha. Es la diferencia que hay entre el héroe clásico y el mártir cristiano: el héroe puede morir por una causa, al mártir le gusta hacerlo.

Este es un pueblo de argollanos, y no puedes hacer nada por cambiarlo, hazte a la idea.


He amado a Galicia
hasta comer tierra,
bufones nacionalistas.

Ahora amo
el unánime territorio
de mis pisadas.

***

Mi Bici

Mi Bici
Bicicleta anarco-fascista, estupendo aparato para pensar.
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