Gloria, o la rectitud a cámara lenta.
Daniel, o como seguir jugando a policías y ladrones.
Yolanda, o la insoportable levedad del neceser.
Molinos, la institución del desconcierto o el genio en estado líquido.
María, o la estupidez constituida en fiscalía.
Carlo, o la cátedra de la ternura.
Elba, o la belleza absoluta.
Luis, el anarco-fascismo en bicicleta o como avanzar en círculos.
Chudasama, o como no avanzar en linea recta.
Alex, o la aristocracia de la amapola.
Hermo, o la pedantería hecha lumpen.
Caamaño, o vini vidi pidi.
Emilio, o la ciencia de comprender lo superfluo.
Cristina y Pedro, o el anti-imperialismo de la cocaína.
Ludo, o como no hacer nada y no soportar la tarea.
Noemí, o el silencio de la políglota.
Kaki, o el yonkismo del quedar bien.
Teresa, la bondad hecha prudencia o como dejarme solo.
El siguiente blog tiene por objeto pedir la gracia sacramental de la transubstanciación de las especies eucarísticas. Entendiendo el pensamiento como epifenómeno y el escribir como su hipostasía. Pasma pensar con que sencillez y seguridad se pide aquí un milagro tan estupendo. Además, por si fuera poco, es el único blog que gracias al sistema patentado de rayos Phi, mientras lo lees, te pone moreno.
Cáspita!
¡Cáspita!