Lo importante es lo que uno cree, no lo que diga, ese epifenómeno que son las creencias. Y yo digo una cosa y creo otra y pienso otra totalmente diferente a las anteriores y hago lo contrario. Aprended a actuar así y veréis que simple y verdadero resulta todo. Si pensáis actuáis y decís todo de la misma manera algún día se romperá todo por alguna parte. Porque eso es imposible.
El siguiente blog tiene por objeto pedir la gracia sacramental de la transubstanciación de las especies eucarísticas. Entendiendo el pensamiento como epifenómeno y el escribir como su hipostasía. Pasma pensar con que sencillez y seguridad se pide aquí un milagro tan estupendo. Además, por si fuera poco, es el único blog que gracias al sistema patentado de rayos Phi, mientras lo lees, te pone moreno.
Cáspita!
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3 comentarios:
Voy a decirlo en forma de proposición universal, pero no deja de ser sólo una apreciación...
Lo importante no es lo que uno cree ni lo que uno dice, si no lo que uno hace, de ahí que lo más importante sea actuar en consecuencia con la realidad interior de uno (no osaría llamarle alma), porque así, siempre que padeces recriminaciones o remordimientos por un acto, no serán malos, porque son justos porque los has hecho en tus plenas facultades.
El defecto está en que hay algo más en nosotros: muchos impulsos que no contralamos por pereza y por falta de práctica y algunos otros que no manejamos por algo así como instinto animal.
¿Conclusión? Cuando tengas que decir algo, di lo que piensas y actúa en consecuencia a ello, pero si no tienes un por qué real para expresarte, cállate la boca y observa -tiene un fin más práctico, para desahogarte ya están las ideas, no necesitas humanos que vayan a utilizar tus palabras contra ti.
No creas en nada que no puedes respaldar o cree en todo hasta que se te escape de las manos o de la razón, o de los sueños, o de lo que rija tu vida, sea lo que sea.
¿Que qué pasa? Que para todo esto primero tienes que conocerte y a la gente eso ahora... le da pereza.
LVX
Cuando dices: “...cree en todo hasta que se te escape de las manos o de la razón, o de los sueños, o de lo que rija tu vida, sea lo que sea”. Me ha recordado, no sé por que, lo que decía Baudelaire:
“Hay que estar siempre ebrio. Esto es lo único. Hay que emborracharse sin tregua. Embriagaos constantemente. De vino, de poesía o de virtud, como gustéis”.
Pues qué asociación de ideas tan halagante :)
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